Dedicatoria
dedico esta rosa a la página prisionera
a la bella pizarra de ultramar
a pálidas astucias golondrinas promesas del narciso
dedico estas líneas este espacio este vacío
el callado el grito la pereza el perverso insomnio
la luz cenital la buena muchacha y el sombrero del chivo
dedico dedico dono dilapido papeles infancia silencio y temblores
gasto mi abanico mis redes mis puertas cerradas
en destinados pasos en renuncias y caireles
dedico un encendido caballo un padre una estrella una balandra
pero nada puedo contra el diamante y la sombra
contra el creciente topacio que devora mis días
Edgar Bayley
Buenos Aires, 1919
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