sábado, 2 de noviembre de 2013

Actualización Noviembre 2013

El amor sensual
por Juan Eugenio Rodríguez


Primera parte

A lo largo de este escrito me propongo pensar la cuestión de “lo imposible” y “la preferencia amorosa”, destacar su importancia para la cultura. Voy a sostener que ambas son condiciones necesarias de la exogamia y del amor sensual.
Si bien estas cuestiones fueron desarrolladas en “Tótem y Tabú” en los considerandos de la fratría, esos aportes freudianos quisieron ser silenciados desvalorizando la fuente. En este sentido Freud señaló que el suyo no era un estudio antropológico, sino que se trataba de cómo el psicoanálisis se vale del capital simbólico producido para efectuar una lectura según lo indican los principios teóricos psicoanalíticos y el método de la interpretación del inconsciente.
La “denegación cultural” y la “renuncia pulsional” tienen mucho que ver con los vínculos sociales entre los hombres, como también son la causa de la hostilidad con la que tienen que luchar todas las culturas. La hostilidad hacia la cultura se dirige directamente a la prohibición del incesto, se dirige a lo que coarta la satisfacción de poderosas pulsiones.
La repuesta fantasmática de esa hostilidad sería la siguiente: Todo-Se-Puede. Prescindiendo del principio de realidad se trata de desmentir lo imposible.
La prohibición a la que me refiero define la inaccesibilidad del objeto y a su vez produce un lugar para lo imposible, un orden simbólico. Es lo que hace posible la preferencia, que no podría desplegarse en la indiferencia. La singularidad que se expresa en la preferencia amorosa surge de la diferencia. Un desarreglo en esa interdicción (interdecir) produce un sujeto coartado, produce mortificación.
Desestimar lo imposible, rechazar un lugar para la insatisfacción, para el aburrimiento o para la decepción, todo ello incrementa el imperativo superyoico. Por la vía del goce ruin, buscar el goce. Se retrae el erotismo, queda afectada la economía libidinal y se daña el lazo social. Por este camino, dirá Freud, se pretende desmentir un fragmento de realidad efectiva.
La preferencia amorosa provoca el amor sensual, como deseo sexual es un encuentro entre la sexualidad y el erotismo, es una metáfora. La interdicción es muy importante para pensar el amor sensual, se encuentra vinculada al decir y a los otros, promueve el erotismo y resulta necesaria para poder pensar al sujeto freudiano.
Por otra parte, al amor sensual lo debemos considerar como una realización contingente y episódica que suspende lo imposible y al mismo tiempo lo sostiene y lo transforma. Este amor no es un tapón, más bien se trata de una apertura. Surge debido a la preferencia y va contra el fenómeno de masa. La singularidad del síntoma resulta decisiva para desasirse de la masa y producir un acontecimiento que desbarate la unificación rígida de la mortificación. El síntoma neurótico que no ha resignado la satisfacción sexual directa se ubica como un modo de resistir a la masa.
En este punto debemos señalar la diferencia entre el amor sensual y la servidumbre enamorada; ésta última implica la desestimación de la satisfacción sexual directa, la sumisión humillada al ideal, la máxima obediencia y la falta de crítica.

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